Frente al sistema del Copyright que se aplica en los países anglosajones, la legislación española es claramente defensora de los derechos morales, que son irrenunciables e inalienables, acompañan al autor durante toda su vida y a sus herederos al fallecimiento de aquel. Entre ellos destaca el derecho al reconocimiento de la condición de autor y el de exigir el respeto a la integridad de la obra.